El horror del Holocausto
De Alejandro Fernández Villanueva
El
concepto del Holocausto es un tema muy recurrente en la Historia contemporánea.
Esto se debe al fuerte impacto que el nazismo provocó a posteriori en nuestra
cultura popular, no sólo en el cine con películas como “La lista de Schindler”,
sino también en otros medios como el cómic o en la literatura. Es, además, un
concepto que se introduce en nuestras escuelas como un ejemplo de hasta dónde
puede llegar la crueldad del ser humano en términos psicológicos. Sin embargo,
aunque la respuesta a esta pregunta parecería obvia, es importante preguntarse
la importancia de este concepto, ¿qué hace al Holocausto algo único en nuestra Historia?
Primero
debemos situar el concepto, la palabra Holocausto viene del griego “holokaustos”
que es un sacrificio animal en donde se quema a animales como ofrenda a Dios.
Tiene por tanto un sentido definitorio al entender que los nazis tenían una consideración
de los judíos como animales que llevar a un matadero. Sin embargo, se han
puesto otras palabras para hablar de esta cuestión: Shoá, una palabra hebrea
que se significa catástrofe y por último también se habla de genocidio, otro
concepto del que valdría la pena dedicar un espacio más amplio. El Holocausto, por
tanto, es una palabra que se utiliza en la Historia para denominar
exclusivamente las atrocidades que los nazis cometieron contra la población
judía. Producido durante la Segunda Guerra Mundial, se considera que tiene un
carácter diferente a otros casos de matanzas indiscriminadas. El Holocausto fue
un asesinato en masa e institucionalizado por un país, de personas con el
objetivo de aniquilar una cultura de manera absoluta.
Los
orígenes se producen en el momento de ascenso del nacionalsocialismo en los
años treinta del siglo XX. Con respecto al ascenso de los nazis y su toma de
poderes en las instituciones de la República de Weimar, la historiografía se ha
posicionado en diferentes perspectivas. Por un lado, autores como Ernst Notle
defienden que la llegada al poder de Hitler tiene que ver con el intento del
comunismo de entrar en Alemania, llevando al miedo que se vio reflejado en el
nazismo. Otros, como Jürgen Habermas, se posicionan en contra a este argumento
y defienden que nunca hay que poner todo bajo el mismo prisma, que la multiplicidad
de factores, como la crisis social, económica, política… son las que acaban por
traer este movimiento totalitario. En cualquier caso, es conveniente entender que
el ideario nazi se propaga por toda la sociedad alemana y es una de las causas
que provoca el Holocausto.
Un
término que permite entender el pensamiento nacionalsocialista está en la
palabra alemana Volksgemeinschaft traducido como “comunidad del pueblo”, un
cimiento ideológico esencial que estaba en las bocas de los alemanes tras la Primera
Guerra Mundial. Un término complejo que podemos darle el origen en el siglo XIX,
momento en el que Alemania estaba compuesto por numerosos estados culturalmente
hermanos, pero políticamente separados. Por esta razón, se trató de buscar un rasgo
común al pueblo alemán, una serie de rasgos distintivos, que buscaron en la
lengua, en las virtudes alemanas, en la conciencia de la libertad… Una serie de
valores que eran naturales del espíritu germano. El ideal evolucionó y trató de
buscar acabar la lucha de clases, creando una sociedad alemana armoniosa que se
manifestaba en apoyo a la guerra y a la victoria alemana. Ya tras la Primera
Guerra Mundial, durante la República de Weimar, ese ideal pasa a redefinirse
por las nazis como una lucha biológica. Esto provoca que se instaure un pensamiento
como consecuencia: si perteneces a una raza superior vas a tener éxito en la sociedad,
porque tus capacidades así te definen. Sin embargo, si eres una persona con
algún problema físico o psicológico te vas a encontrar en una situación complicada
y marginal y como consecuencia la sociedad debe apartarte, porque no aportas
nada. Para los nazis esta raza perfecta que debía ser la fuerza de la comunidad
alemana era la raza aria. De esta manera, Hitler hablaba en sus discursos del
colectivo alemán, porque él ya no distinguía entre burgueses ni proletarios, sólo
alemanes. Un sentimiento propagandístico que en plena crisis del 29 fue muy
atractivo para la población alemana que buscaba desesperadamente ver su nación
en un futuro esplendoroso. Esto lleva necesariamente a un antisemitismo que no
sólo existía en Alemania, sino en toda Europa.
Aunque
realmente el antisemitismo fue un proceso que llevo años y que se instauró en el
día a día del país germano. Primero se empezó por limitar el acceso a
estudiantes judíos a las universidades, donde ya empezaron los primeros
indicios de xenofobia en el país. Ya en 1933 se empezaron a organizar los primeros
grupos dedicados a boicotear las tiendas judías. En 1935 la ideología nazi
llegó a su máximo apogeo con la promulgación de las Leyes de Nuremberg, leyes
raciales que limitaban el contacto afectivo, sexual y la libertad de los propios
judíos al considerarlos una raza inferior. La larga escala de violencia
comienza realmente la noche de los cristales rotos hasta ya la solución final, donde
se decide crear un aparato de asesinato en masa que fuera eficiente y
económico, a través de los campos de exterminio.
Vemos como se sigue un claro proceso que empieza por la deshumanización de los judíos, después pasa por la humillación pública (marcando a las personas como ganado), luego el arresto y una vez se llega a las instituciones se acaba con el asesinato en masa.
Con
respecto a la posterior perspectiva que ha dado a la historiografía, se ha
escrito mucho, por un lado, historiadores como Saul Friedländer aportan una
perspectiva desde las víctimas, hablando de las experiencias y vivencias de los
judíos bajo la opresión nacionalsocialista. Otros autores como Michael Wildt
han preferido dar la visión de los perpetuadores y no de las víctimas para
entender porque un ser humano puede llegar a este punto en el que no hay máximas
ni límites en términos de crueldad.
Por
tanto, al preguntarnos porque ocurrió lo que ocurrió se han dado numerosas
interpretaciones desde muchas las disciplinas: la psicología, la sociología… Durante
el régimen nazi, mucha gente era consciente de las atrocidades cometidas contra
numerosos grupos étnicos. Esto llevó a pensar que debía haber una explicación
psicológica que pudiese hacer entender hoy cómo tantas personas miraron hacia
otro lado o participaron conscientemente en este proceso de exterminio. La
psicología social se encarga de estudiar este fenómeno tan comprometido. Han
sido muchos los experimentos en los que se ha puesto en cuestión esta
característica de nuestra especie: la relación que tenemos con los otros en
función al rol que jugamos en la sociedad. Un ejemplo es el experimento de Milgram
realizado en 1963, donde a través del castigo, se examinaba la obediencia a la
autoridad. Este estudio trataba de demostrar hasta que punto nuestra obediencia
a la autoridad está justificada.
Otro
de los efectos que también se han desarrollado en el ámbito psicológico ha sido
el efecto espectador o en inglés el bystander effect, que defiende que el ser
humano probablemente actúe en una situación de emergencia si otros lo hacen
también. Esto es, nos cuesta más actuar en solitario o por iniciativa propia
que si seguimos la inercia de grupo. En este vídeo se explica muy bien a través
de un experimento en la calle:
A
pesar de que el término ya parece estar debidamente explicado, es conveniente
recordarlo de vez en cuando para que las generaciones posteriores cuenten lo
que ocurrió en esa primera mitad del siglo XX. Por eso en las aulas debe ser un
contenido que debe explicarse y al que hay que dedicarle tiempo tratando de
contar experiencias reales como la que nos hace Art Spielgelman en su obra Maus.
Bibliografía
que recomendamos:
- Saul FRIEDLÄNDER. ¿Por qué el Holocausto? Historia de una psicosis colectiva, Barcelona, Gedisa, 2004.
- Fernando José GALLEGO MARGALEFF. Del stammtisch a la Volksgemeinschaft: Sobre el lugar del nazismo en la Alemania de Weimar. Historia social Nº 34, 1999.
- Michael WILDT. Hitler's volksgemeinschaft and the dynamics of racial exclusion. Berghahn, 2012.
Siempre que siento el Holocausto, bien por documentales o por artículo me siento mal, muy mal. El Holocausto constituye, posiblemente, el crimen colectivo más relevante de la historia de la Humanidad, y que nos hace pensar que el "hombre es un lobo para el hombre".
ResponderEliminarSolo puedo darle las gracias: Nos ha regalado un interesante documento de evolución del proceso de gestación de esta destructiva etapa de la historia y que no conviene olvidar nunca. Reitero mi agradecimiento ya que aprendo términos y estudios que no conocía.... y me suponen otra vez grandes reflexiones. Un afectuoso saludo.
Una gran reflexión. La cantidad de personas que han ido dejando huella en nuestro pasado deben ser recordadas. Muchas gracias de nuevo :)
Eliminar